En tiempos recientes ha sido tal el aumento de casos de pacientes con patologías metabólicas, que para tratar de explicarlo en los últimos años ha surgido el término DIABETES TIPO 3. Esto hace referencia a las patologías metabólicas que pueden tener incidencia en procesos neurodegenerativos como el Alzheimer, ELA, Parkinson, etc.
En este artículo te vamos a explicar qué relación existe entre los síndromes metabólicos, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 3 y las enfermedades neurodegenerativas; y qué herramientas podemos utilizar para mejorar, prevenir o ralentizar este tipo de patología.
¿Qué es la diabetes tipo 3?
El término diabetes tipo 3 y el vínculo con las enfermedades neurodegenerativas surgió en el año 2005 por la investigadora Suzanne M de la Monte (USA) ya que ella descubrió que todos los mecanismos que se generan a raíz de la resistencia a la insulina, del mal control de la glucemia prolongados en el tiempo, son los mismos que podemos observar en la degeneración neuronal tan característica de este tipo de patologías.
Conforme se va desarrollando el síndrome metabólico y empiezan a producirse alteraciones en los receptores periféricos a la insulina, el páncreas tiene que liberar una mayor cantidad de insulina para controlar la glucemia. A medida que van pasando los años llega un momento que los receptores periféricos (que también tienes en tu cerebro) ya no reaccionan del todo bien. Este fenómeno se puede observar mediante técnicas de imagen en el transcurso del desarrollo de la enfermedad, y se puede ver que la interacción glucosa-insulina-receptor está desregulada.
La insulina es una hormona anabólica que te permite fabricar proteínas, y es fundamental para muchos tejidos en nuestro organismo (incluyendo al cerebro). El factor derivado de la insulina, llamado IGF-1 también es muy importante, puesto que se le atribuyen acciones como la neuroplasticidad, la formación de sinapsis que nos permiten adaptarnos a los estímulos, la memoria, el aprendizaje, etc. Con las décadas es evidente que estas funciones se encuentran comprometidas, y si añadimos una patología metabólica todos estos procesos se aceleran, generando disfuncionalidad o incluso muerte neuronal.
Otro factor que influye en este aspecto es la inflamación y las alteraciones del sistema inmunológico. Se sabe que existe una disminución en la capacidad que tiene la neurona y en especial las mitocondrias intracelulares de enfrentarse al estrés, por lo que se pierden las concentraciones neuronales ideales de glutatión (sustancia que nos permite enfrentarnos a los radicales libres derivados del oxígeno, nitrógeno, etcétera). Entonces si tienes una resistencia a la insulina que se ha estado prolongando durante años, vas a tener una inflamación crónica en tus tejidos extensiva a tu cerebro.
El siguiente factor que relaciona la diabetes tipo 3 con las enfermedades neurodegenerativas es un fenómeno conocido como la glicación. Este fenómeno ocurre por la misma resistencia a la insulina e hiperglucemias no controladas que hacen que la glucosa se deposite en las proteínas estructurales de nuestro organismo. Se sabe gracias a la autopsia de personas con Alzheimer avanzado que existen estructuras proteicas glicadas a las que han denominado placas de beta-amiloide. Dichas placas son las causantes de la pérdida de funcionalidad de las neuronas.
Procesos vasculares
El último factor vinculante entre los procesos metabólicos y las enfermedades neurodegenerativas son los procesos vasculares. En la casi totalidad de personas con resistencia a la insulina y síndrome metabólico existen patologías cardiovasculares, ya que hay elevación de la homocisteína, alteraciones del perfil lipídico, aumento de la presión arterial y pérdida de elasticidad de las arterias. Estos procesos vasculares también se observan en las enfermedades neurodegenerativas, y muchas son el resultado de la arteriosclerosis y de la rigidez arterial, trayendo como resultado final hipoxia neuronal, apoptosis y pérdida de tejido neuronal.
Herramientas para prevenir la diabetes tipo 3
En este punto debemos hablar sobre qué herramientas tenemos actualmente para prevenir estas patologías, o en caso de que tengas ya un diagnóstico saber de qué forma podemos ralentizar su evolución.
La dieta o una herramienta nutricional que favorezca la sensibilidad a la insulina.
Se puede citar el ayuno intermitente, la cetosis, subidas y bajadas de carbohidratos o de grasas. Básicamente todo lo que vaya dirigido a mejorar la flexibilidad metabólica, nos va a permitir que indirectamente el sistema nervioso central reaccione mejor ante la insulina y el IGF-1.
El ejercicio:
Evidentemente si queremos mejorar la sensibilidad periférica a la insulina ya sabes que mientras más masa muscular tengas, mayor será tu tasa metabólica y por ende mejor va a ser tu flexibilidad metabólica. Si combinamos ejercicio aeróbico que nos permita quemar calorías y mejorar la biogénesis mitocondrial, con el ejercicio anaeróbico que nos permite fabricar más masa muscular, será lo más óptimo.
El mindfulness:
La mejoría de los biorritmos y el descanso deben ser parte de las herramientas que nos van a permitir que la actividad del sistema nervioso simpático y la actividad del sistema nervioso parasimpático se encuentren más equilibradas.
Que los biorritmos no estén alterados nos ayuda a la correcta liberación de serotonina y melatonina, que son potentes antioxidantes para prevenir la reproducción de los radicales libres en tu cerebro. Cualquier tipo de herramienta como la psicología, la programación neurolingüística, la meditación o cualquier tipo de hobby que en tu vida te permita relajarte y mejorar tu calidad de sueño, indirectamente también va a servir para mejorar la evolución de tu enfermedad neurodegenerativa.
¿Te gustaría mejorar tu biorritmos? En este vídeo te cuento las mejores herramientas para conseguirlo
Sensibilizadores a la insulina:
Incluye sensibilizadores a la insulina farmacológicos (metformina, pioglitazona, etc); este tipo de fármacos lo que hacen es mejorar la sensibilidad periférica de la insulina ya que sensibilizan de nuevo a los receptores. En caso de que no quieras utilizar la farmacología puedes recurrir a suplementos naturales como la berberina o el ácido Alfa-lipoico.
Cuando hablamos de la medicina preventiva y de gerontología hacemos alusión a herramientas que van dirigidas a prevenir patologías cardíacas, pulmonares, hepáticas, óseas, musculares, metabólicas, enológicas, etc; pero también tenemos que hacer referencia a todas las herramientas que nos van a permitir que nuestro sistema nervioso no evolucione hacia una patología degenerativa. Por desgracia actualmente tenemos 50 millones de personas diagnosticadas con alguna de ellas y para el año 2050 se espera que se vayan a triplicar las cifras.
En este artículo tienes la clave para prevenir y evitar este tipo de patologías tan devastadoras para lo que significa la identidad y calidad de vida del ser humano, y que tienen un efecto tan destructivo tanto en el paciente como en su entorno; y tú ¿estás dispuesto a hacer el cambio?
