La testosterona es una hormona fundamental para el rendimiento, la estética y la salud del hombre, aunque puede tener muchos efectos secundarios.
Cada vez hablamos más de la reposición hormonal a efectos de la hormona tiroidea, reposición hormonal en las mujeres con menopausia y en el caso del hombre reposición hormonal para la andropausia, así como para circunstancias a lo largo de la vida donde hace falta o es necesario incorporar testosterona exógena.
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Si vas a exponerte a una terapia de reposición hormonal de testosterona, te aconsejo que seas guiado por un médico endocrino o internista, un urólogo, etc., y que sepas que existen ciertos efectos secundarios que hay que valorar. Por tanto, hay que tener cierto control con algunos suplementos o fármacos externos que permitan valorar los posibles efectos secundarios que a continuación veremos:
9 efectos secundarios de la testosterona exógena
Posible repercusión a efectos cardiovasculares
Principalmente, se produce porque cuando una persona incorpora testosterona exógena hay un aumento en la producción de glóbulos rojos y de plaquetas, ya que la actividad de la médula ósea es mayor. De hecho, la testosterona se suele usar en algunos tipos de anemia e incluso en algún tipo de cáncer para permitir que el hematocrito, la producción de glóbulos rojos, sea mayor. ¿Qué ocurre si eres una persona que tú hematocrito está normalizado, que la coagulación está normal, etc., pero incorporas una dosis mayor de testosterona? Puede ser que tú hematocrito, la densidad sanguínea y la coagulación aumenten, con lo que la predisposición a trombosis y accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares puede ser muchísimo mayor. Además, la testosterona se puede aromatizar, y cuando existe mucha aromatización en el cuerpo, principalmente cuando el hombre tiene porcentaje de grasa superior del 15%, esa conversión de testosterona a estrógeno puede producir mayor carga de líquido en el organismo e incluido del líquido plasmático, lo cual puede incrementar la presión arterial en el cuerpo, y unido a esa elevación del hematocrito, de coagulación, etc., puede tener esta repercusión a efectos cardiovasculares.
Ginecomastia
Muchos de vosotros sabéis lo que es la ginecomastia, ese agrandamiento que puede existir de la glándula mamaria benigna y que se puede producir como consecuencia del aumento de hormonas femeninas: por el aumento de estradiol o bien por el aumento de la prolactina. Cuando muchos hombres incorporan la testosterona exógena pueden, a partir de las semanas o meses, empezar a tener cierto escozor, dolor en la glándula mamaria y agrandamiento. Esto puede ser producido principalmente por el aumento de hormonas femeninas y lo solemos observar en hombres que incorporan la testosterona cuando tienen un porcentaje de grasa por encima del 15-16%. Por eso siempre recomiendo que en el caso de que incorpores testosterona exógena, lo hagas siempre dentro de un cuadro general de herramientas apoyadas en una nutrición, suplementación, deporte, ayunos intermitentes, recuperación de biorritmos y en la regulación del resto de hormonas para que esa testosterona haga la función que tenga que hacer y que no estés en una supradosis que tu organismo no pueda controlar y que tenga que convertirla en estrógeno, generando una serie de efectos secundarios como es ese posible agrandamiento benigno de la mama. En el mejor de los casos, en los primeros meses puede ser corregida con inhibidores de la aromatasa, con antiestrógenos, etc., pero si se consolida a los 4-5 meses y pasa de ciertos centímetros, la única posibilidad de ser abordado será la vía quirúrgica.
Problemas a nivel prostático
Esto es muy importante que lo entiendas, porque cada vez existe más bibliografía y documentación que nos informa de la protección que generan los andrógenos, es decir la testosterona, en el tejido prostático, como la hiperplasia benigna de próstata, el crecimiento, la evolución de los tumores de la próstata principalmente se producen por un exceso de estrógenos. Con el paso del tiempo, a partir de los 35-40 años, los niveles de testosterona en el hombre van cayendo, sin embargo, los niveles de estradiol van aumentando.
Normalmente, en esta sociedad sobre todo a partir de los 35-40 años, tenemos más cantidad de grasa, sobre todo visceral, de forma que tenemos más aromatasa. Entonces, la poca cantidad de testosterona que tiene un hombre con 40 años es vehiculizada a través de la aromatasa hacia la transformación a estradiol, el cual actúa en receptores hormonales sensibles a nivel del tejido prostático, favoreciendo su crecimiento, su inflamación y progresión, en el peor de los casos, a tumores. Por eso, actualmente existe muchísima controversia en el tipo de reposición hormonal que se tiene que hacer en una persona con predisposición hacia la hiperplasia benigna o incluso a tumor o cáncer de próstata.
Cada vez se está evidenciando más que el mayor problema es el aumento del estradiol o la prolactina, siempre y cuando también exista un cuadro generalizado de inflamación en el organismo y una resistencia a la insulina periférica, que haga que el organismo tienda a convertir la testosterona en estrógeno. Puede ocurrir que si eres una persona con 50 años y que te encuentras mal, con depresión, te cuesta hacer ejercicio, tienes problemas sexuales y te incorporan testosterona de forma exógena; y estás con un 22% de grasa, no haces deporte, sigues comiendo con una nutrición que te genera inflamación en el cuerpo, muy probablemente esa testosterona que vas a incorporar de forma exógena se va a convertir a estradiol y ese exceso de estrógeno va a generar un crecimiento de la próstata y te tengan que retirar la testosterona. En el peor de los casos puedes llegar a sufrir un cáncer de próstata.
Muchas de las terapias van dirigidas a inhibir la producción de testosterona, cuando en realidad tenemos que ver el marco de forma más amplia para comprobar que la hormona que mayor crecimiento produce en la próstata es el estradiol. Así que, previamente a incorporar la terapia de reposición de testosterona, analiza con tu urólogo y con una ecografía para ver cómo estás de dimensiones prostáticas, vigila tu PSA, pero vigila también cuál es tu porcentaje de grasa, cómo tienes la resistencia a la insulina en analíticas, el nivel de insulina en ayunas, la hemoglobina glicada, la proteína C reactiva (para saber si hay inflamación en tu organismo), y en ese cuadro general podrás saber si la incorporación de testosterona junto quizá inhibidores de aromatasa va a ser la vía perfecta para obtener efectos beneficiosos en tu organismo, disminuyendo los efectos secundarios a nivel prostático.
Repercusión en el sistema nervioso y la esfera emocional
Principalmente lo vamos a encontrar en caso de que exista supradosis. Normalmente una persona con unos niveles de testosterona muy bajos suele tener depresión, poca autoestima, falta de capacidad para concentrarse en el trabajo, para tomar decisiones… y cuando posteriormente nivela la concentración de testosterona en sangre, normalmente esa persona suele tener mayor autoestima, capacidad para enfrentarse a los problemas, a los conflictos emocionales, etc. Pero si te pasas de dosis, en muchas ocasiones lo que puede ocurrir es una falsa euforia. Esto se observa mucho en consulta y es uno de los problemas que puede existir con el consumo de testosterona si no vas viendo en las analíticas la concentración que quieres llevar, que siempre debe ser la concentración de un hombre adulto o joven pero nunca una supradosis.
La supradosis puede generar una cierta hiperactividad del sistema nervioso, una autoestima falsa, que haga que incluso en ese momento creas que estás por encima de todo, por encima del bien y del mal, discutas, siempre quieras llevar la razón, te separes porque piensas que te quieres comer el mundo y en ese momento no te hace falta ni tu mujer, ni tu familia y, de repente, empiezas a una falsa euforia, adherido a todas esas endorfinas que te puede provocar la testosterona. Sin embargo, en el momento que quizá luego tengas que bajar las concentraciones o tengas que retirar la testosterona, van a venir los disgustos, vas a tener que pedir perdón a muchas personas o te vas a llevar las manos a la cabeza por darte cuenta de cómo, guiado por esas endorfinas, hace dos meses hiciste actos compulsivos, sin pensarlo, sin ser meditados y ahora mismo, en el momento que ya quizás se hayan nivelado esos niveles de testosterona, te das cuenta que tienes que tirar hacia atrás muchos de tus comportamientos. Guíate por las dosis que te diga tu médico, tu andrólogo, etc., para llegar a un nivel adecuado de unas concentraciones de un adulto-joven, pero nunca por encima del máximo.
Repercusión a efectos sexuales
Cuando un hombre tiene una andropausia, con unos niveles muy disminuidos de testosterona en sangre, puede impactar en la esfera sexual, menos libido y ganas de relaciones sexuales, la calidad de las erecciones va a ser mucho menor, no vas a tener erecciones matutinas, la capacidad de tener varias erecciones a lo largo de una noche va a ser muy difícil… y en el momento que incorporas testosterona, la vasodilatación de los cuerpos cavernosos va a ser mucho mayor, la estimulación de los receptores sexuales del hipotálamo también va a ser mayor, con lo que la apetencia y la búsqueda de relaciones sexuales va a incrementar. ¿Qué ocurre con una reposición de testosterona? Que, al principio, normalmente todos estos problemas se suelen arreglar, pero pueden existir dos efectos secundarios.
Por un lado, por esa supradosis, quizá mal nivelada al principio porque no estás controlando las concentraciones o porque te han mandado mayor dosis de la que tu organismo necesita, tengas una concentración excesiva de testosterona en tu cuerpo y pases de no tener nada de apetencia sexual a querer tener relaciones sexuales con todas las personas del mundo y estar incluso con ansiedad. Esto puede generarte un conflicto emocional con tu pareja porque te sientes rechazado cuando quieres tener constantemente relaciones sexuales y tu mente esté invadida de pensamientos alrededor del sexo. Esto puede ocurrir en muchas ocasiones cuando pasas la dosis adecuada.
Por otro lado, puede tener un efecto secundario, que es el último que esperamos de una reposición de testosterona, que es que tengas menos apetencia sexual y mayor repercusión negativa en la esfera sexual. Como consecuencia del uso de testosterona, volvemos a ese efecto que siempre hay que controlar, puede que se te eleven los estrógenos. Si tú introduces testosterona de forma exógena, pero tu porcentaje de grasa es muy alto, vas a aromatizar y más allá de tener unas concentraciones adecuadas de testosterona, lo que vamos a conseguir es que quizá tus estrógenos se disparen al triple o a 5 veces más alto de cómo tienes que tenerlos, que los receptores sexuales de tu hipotálamo estén inundados de estrógeno, que tus cuerpos cavernosos y la musculatura de tu pene también esté inundada de estrógeno y digas: “qué pasa aquí, yo pensaba que gracias a la testosterona iba a ser tarzán en la cama y ahora soy la mona chita”. Y puede pasar que en una analítica el estradiol esté por las nubes y la disponibilidad de la testosterona no está siendo lo correcta. En ese momento es cuando hay que nivelar el estrógeno con un inhibidor de aromatasa, bajando el porcentaje de grasa con una serie de herramientas que mejoren la flexibilidad metabólica, entonces así la testosterona empieza a funcionar y la repercusión positiva que esperamos a efectos sexuales empieza a aparecer.
Inhibición del eje hipotálamo/hipofisario testicular
Si eres una persona que con 50-55 años has decidido reponer tu testosterona a los niveles a unas concentraciones de cuando tenías 25-30 años, puedes hacerlo siempre y cuando tu urólogo o endocrino considere que es más beneficioso el uso de testosterona, que los efectos secundarios que puedas estar teniendo con la repercusión en la calidad de vida que tienes a cierta edad. No pasa nada porque probablemente esa reposición va a ser para toda tu vida, hasta el día que fallezcas, a menos que tengas una patología que pueda ser agravada como consecuencia del uso de la testosterona, como un posible cáncer de próstata o un infarto cardíaco, que haya que controlar la dosis o incluso retirar la testosterona.
¿Pero qué pasaría si eres una persona de 20-25 años?, que por una circunstancia acotada en el tiempo ha tenido una exposición a corticoides, exposición a esteroides anabólicos a su vez, a determinados fármacos inmunomoduladores o una época en la que has perdido excesiva cantidad de peso o cualquier circunstancia en tu vida que ocasiona un hipogonadismo circunstancial en una fase acotada del tiempo. Esta persona es joven y asume que con el tiempo el testículo va a recuperarse, pero quizá antes hay que recuperar la masa muscular, pero en ese momento está en una depresión. El médico endocrinólogo decide que durante 3-6 meses, basándose en que las analíticas informan de que el testículo prácticamente no produce testosterona, decide incorporar testosterona exógena ya sea con cipionato, que es testosterona que dura tres semanas, ya sea con reandron, que es un tipo de testosterona que puede durar tres meses. El problema que puede ocurrir en este momento, es que a corto plazo se va a encontrar de nuevo bien a efectos emocionales, de rendimiento deportivo, de composición corporal, sexuales, parece que todo va a arreglarse, va a recuperar la masa muscular y a encontrar bien…
Pero mientras está incorporando esa testosterona exógena, el testículo va a detectar esa testosterona y va a recibir la información de que debe de dejar de trabajar. Además, la hipófisis e hipotálamo, que son las glándulas centrales a nivel cerebral y que se encargan de dirigir el resto de la orquesta hormonal, van a sentir que hay testosterona exógena y van a dejar de liberar gonadotropinas como es la LH y la FSH por parte de la hipófisis, que se encargan de decirle al testículo que libere testosterona y que forme espermatozoides y el hipotálamo va a dejar de liberar GnRH, hormona liberadora de gonadotropina. Lo que ocurre entonces, a partir de las 5-7 semanas que estamos incorporando esta testosterona exógena, que cuando miramos los niveles en analítica de sangre de LH y de FSH, vamos a observar un nivel de 0. Eso significa que el hipotálamo e hipófisis han detectado que no es necesario liberar hormonas que le digan al testículo que libere testosterona, de forma que cuando quizá ese paciente o su médico le diga que deje de usar la testosterona a ver qué ocurre.
Puede que ese paciente se desplome, su testosterona va a caer a 0 y la hipófisis además también va a estar sin trabajar, sin liberar LH y FSH y el transcurso hasta que vuelva a reactivarse todo el eje puede ser muy costoso, tardío, angustioso, doloroso a nivel muscular, a nivel metabólico, a nivel emocional, a nivel endocrino y, quizás en ese momento, habremos provocado una inhibición completa o muy duradera hasta que se vuelva a recuperar todo el eje hormonal. Hay que tener en cuenta a la hora de generar una reposición de testosterona exógena todos estos factores, controlando al mismo tiempo quizás introducir gonadotropinas, no usar testosterona inyectable de media-larga vida, sino testosteronas liposomadas que duren sólo 14 horas en sangre para que el eje hipotalámico hipofisario no se inhiba del todo, etc.
Séptimo efecto: principalmente para personas que entrenan fuerza
Uno de los efectos positivos y beneficiosos de cualquier usuario de testosterona exógena es que si haces ejercicio muscular, inmediatamente la fuerza, la congestión, la potencia... empiezan a aumentar en pocas semanas: aumentan las cargas que puedes coger en el gimnasio, la masa muscular, la explosividad… Pero los tendones no se adaptan igual de rápido. No son pocas las veces que he visto a un usuario de testosterona, puede ser joven con 25 años o una persona con 50-55 años, que en esas primeras semanas o meses de euforia de observar en el crossfit, en el gimnasio como todo el organismo está respondiendo ante las cargas, llega un día y una rotura de tendón del bíceps o se rompe el cuádriceps. Esto es porque la musculatura crece mucho más rápidamente y se adapta mucho antes que todos los tejidos blandos que hay en las articulaciones.
Así que en este caso quizá ya no sería tanto un efecto secundario del propio uso de la testosterona, sino que no existe el control adecuado o la gestión del ejercicio que se tiene que hacer, porque en esa euforia a la hora de entrenar y pensar que estás capacitado para coger cada día un 10% más de peso, va a llegar un momento donde tu musculatura se está adaptando rápidamente, pero tus partes blandas a nivel de articulaciones no lo están haciendo, que sufras una ruptura. Gestiona bien tu entrenamiento, habla con tu entrenador para que la subida del rendimiento y la exposición a mayores cargas de peso en el ejercicio muscular, en crossfit, en halterofilia, etc., sea de forma sostenida y a medio-largo plazo.
Granos
Esto es algo que nos puede ocurrir a todos los hombres. En la adolescencia, a partir de los 14-15 años, todos los hombres podemos tener mayor cantidad de granos, sobre todo en la zona de la frente, de la mejilla... Principalmente ocurre porque al mismo tiempo que tenemos mayores concentraciones de testosterona, también aumentan las concentraciones de dihidrotestosterona, que es la fracción androgénica del hombre, y que puede dar lugar a la salida de granitos. Incluso aunque tengas 40-45 años y hagas una reposición de testosterona, puede ser que te llame la atención que a las 3-4 semanas, tengas granos parecidos a los de la pubertad. Esto suele ser una fase transitoria de unas cuantas semanas, incluso en ese momento puedes ponerte algún tipo de antibiótico o tópico, que te permita en ese momento que no se te infecten los granitos.
En muchas ocasiones hemos podido ver personas en el gimnasio que tienen muchos granos en la zona de los hombros, en la zona del pecho… normalmente esto no es producido por la propia testosterona, sino por derivados de la testosterona orales que son mucho más tóxicos y que originan que el hígado al no poder solubilizar todas estas sustancias orales derivadas de la testosterona, que no son la propia testosterona (como otros esteroides anabólicos), el exceso de suciedad tiene que salir por la piel y se generan esos granos con más cantidad de pus. Sin embargo, una reposición de testosterona va a dar mínima cantidad de granos en caso de que se dé, y siempre van a ser controlables.
Caída capilar/alopecia
Este quizás es uno de los problemas que más preocupa a todos y que suele ser ese punto de inflexión a la hora de decidir si alguien se expone a la testosterona o no. La caída capilar es algo que le preocupa a muchísimos hombres, incluso yo que estoy en consulta, muchos hombres valoran muchísimo más que su cabello se mantenga, que esté fuerte y duro, antes que tener mayor cantidad de masa muscular, mayor energía o mayor potencia sexual. Esto es una decisión individual de cada persona, cada uno valora consigo mismo los objetivos que tiene en su vida.
El aumento de la testosterona en sangre puede producir ese incremento de la dihidrotestosterona que tiene el efecto secundario del cual te he hablado anteriormente que son los granitos, y también los efectos secundarios a niveles capilares. Esto es porque la dihidrotestosterona, que es la hormona que se produce como consecuencia del paso de la testosterona a partir de la 5-alfa-reductasa, puede actuar en la glándula sebácea del folículo piloso produciendo sebo, obstruyendo el nacimiento del folículo capilar de forma que la oxigenación y la llegada de nutrientes sea muchísimo menor. Con el paso de los meses, en personas que estén usando testosterona puede existir cierta alopecia, el cabello puede hacerse más fino. Siempre aconsejo si tienes predisposición a alopecia, en el caso de que vayas a usar testosterona, empieces con la mínima dosis para evitar todos los efectos secundarios de los cuales te he hablado que producen una supradosis, pero también para evitar esta alopecia.
Nunca hablamos de ser superman, hablamos de ser simplemente un hombre con los niveles de concentración de testosterona en sangre adecuados y no los que se encuentran en andropausia, por eso tampoco vas a tener una alopecia brutal si tus niveles son moderados. Igualmente puedes controlar en los primeros meses, con una pequeña dosis de finasteride, quizá ni el miligramo que normalmente se suele dar para controlar la alopecia, con 0.3- 0.4 miligramos ya se ha observado que se puede controlar muy bien la conversión a dihidrotestosterona. También puedes controlar con biotina, con minoxidil tópico. Existen diversas fórmulas para que al menos esos primeros meses, hasta que se controle y se equilibre, las concentraciones de todas las hormonas en tu cuerpo puedan ser bien gestionadas de forma fisiológica.
Hablar del equilibrio hormonal endocrino en el organismo implica hablar siempre de la homeostasis y el equilibrio en las concentraciones que tenemos que tener de nuestras hormonas como la tiroides, la testosterona, la hormona de crecimiento, estradiol, progesterona, aldosterona, cortisol… Existen múltiples hormonas que con el paso del tiempo vamos liberando en menores concentraciones que cuando tenemos 20-25 años. Uno de los objetivos de las herramientas a nivel antienvejecimiento o efectos de geriatría es intentar mantener esas concentraciones adecuadas de todas las hormonas.