Os doy la bienvenida al nuevo año con un post especial sobre salud, en este caso dedicado a Carlos, uno de mis pacientes. Quiero contaros su historia y que conozcáis cómo gracias a un abordaje médico integral conseguimos solucionar sus problemas.Nuestro protagonista es un hombre de 33 años que llegó a mi consulta aquejado de una ginecomastia con aproximadamente seis meses de evolución. Esta patología se caracteriza por ser un proceso benigno que se produce en los hombres y que tiene como consecuencia el crecimiento de la glándula mamaria a través del depósito de colágeno. A medida que transcurre el tiempo se crea un abultamiento que suele ir asociado a dolor en la zona e incluso secreción de leche en el pezón, la razón de este proceso es el aumento de las concentraciones en sangre de hormonas femeninas (tanto estrógenos como prolactina).
La ginecomastia no solo genera complejo estético, la inflamación trae consigo molestias y dolores
Los problemas comenzaron hace seis meses, cuando Carlos comenzó a notar sensibilidad en su pezón izquierdo y observó en él un bulto de pocos milímetros que en un corto periodo de tiempo aumentó de tamaño. Lógicamente la primera reacción fue acudir a un especialista, quien tras realizar una ecografía le diagnosticó una ginecomastia de 3x4 centímetros. Hablamos de un grosor considerable que ya podía apreciarse a simple vista, la inflamación del pezón y el pecho izquierdo era evidente. Al margen de las molestias y dolores, este problema también generaba a Carlos un incómodo complejo estético.
¿Por qué se produce la ginecomastia?
Una vez que se puso en mis manos realicé la pertinente anamnesis clínica y le pregunté acerca de sus hábitos de vida. Es importante explicar que el consumo de ciertos medicamentos o cambios en la dieta pueden producir esta patología, no obstante, la ginecomastia puede aparecer debido a múltiples variantes; por eso los datos aportados por el paciente resultan reveladores.Efectivamente, Carlos me ofreció varias claves que me sirvieron a la hora de abordar el tratamiento. Relató que desde un año antes de notar los primeros síntomas había tomado Finasteride, un fármaco que se administra a las personas que padecen caída de cabello y que actúa en el organismo impidiendo la conversión de la testosterona en la dihidrotestosterona (la fracción de esta hormona que origina pérdida capilar). Uno de sus efectos secundarios es el aumento del estrógeno y la prolactina, cuando esto sucede existe mayor riesgo de sufrir ginecomastia.Lo cierto es que durante la primera época en la que tomó Finasteride Carlos no tuvo problemas, pero contó otro detalle que me pareció muy interesante: su dieta y estilo de vida había cambiado coincidiendo con este tiempo, ¿las razones? nuestro protagonista dejó de lado el ejercicio físico y se olvidó de cuidar su dieta ya que empleó la mayor parte de sus horas preparando una dura oposición. Aumentó de peso y además, solía escapar de la ansiedad del estudio durante los fines de semana ya que salir a tomar unas copas le servía para liberar la tensión acumulada. Estaba claro: dentro de su “nueva alimentación” existía una carga excesiva de hidratos de carbono, harinas refinadas o alcohol.Sin duda, ya teníamos otro aspecto que nos ayudaría a realizar un diagnóstico más acertado.Cuando una persona engorda y tiene un aumento del índice de grasa, también se produce un incremento de la aromatasa (una enzima que se encarga de convertir la grasa en estrógeno). Teniendo en cuenta que Carlos también tomaba Finasteride, el riesgo de sufrir un aumento de las hormonas femeninas era mucho mayor. Por otra parte, también se ha comprobado que las personas con exceso de peso y que toman alcohol, pueden padecer hepatopatías que hagan que el hígado no desintoxique de la forma en la que debería hacerlo. En este caso, ya habíamos encontrado tres antecedentes en el historial del paciente que podían justificar su ginecomastia: tratamiento con Finasteride, aumento de grasa y consumo excesivo de alcohol.
El tratamiento:
Se realizó un tratamiento pensado en abordar el problema desde todos sus ángulos, enfocado en la reducción de estrógenos y la prolactina, sus niveles de grasa...
En los últimos meses, Carlos había mantenido esta serie de rutinas y seguía tomando el fármaco contra la caída capilar, como consecuencia de ello la ginecomastia tuvo mayor recorrido. Tras efectuarle una serie de analíticas confirmamos que sus valores de estrógeno eran muy elevados y la prolactina se encontraba muy cerca del límite recomendable. Además, apreciamos unos niveles de cortisol muy altos (lo que indicaba que Carlos se había expuesto a mucho estrés en los últimos meses), otro factor relevante en su patología. Abordamos el problema desde distintos ángulos:En primer lugar le receté varios fármacos indicados para la reducción de estrógenos y prolactina en su cuerpo. De esta forma, el receptor de la glándula mamaria estaría menos estimulado y a corto plazo debería disminuir el crecimiento y la inflamación que existía.Realizamos un descenso en la dosis de Finasteride, compensándolo con fitoterapia y suplementos naturales que inhiben la conversión de la testosterona a la dihidrotestosterona, pero sin producir una elevación tan alta de estrógenos y prolactina.Antes de dormir le recomendé Zinc en forma quelada, ya que se ha demostrado que es un modulador de los niveles de hormonas sexuales.Respecto a la nutrición, era importante que Carlos redujera su porcentaje de grasa corporal para que la actividad de la aromatasa (que se encuentra en los adipocitos) disminuyese. Por lo tanto, se realizó una dieta en la cual existían pocos carbohidratos y se optó por dar mayor presencia a grasas insaturadas con el objetivo de que en pocas semanas su metabolismo se acelerara y pudiera bajar de peso.El ajuste en la alimentación también requería cambiar sus hábitos sedentarios, por ello establecimos un plan deportivo que incluía actividad durante tres días a la semana. Ejercicio funcional y de alta intensidad con el que pudiese mejorar su masa muscular pero al mismo tiempo elevase pulsaciones.
Resultados:
A los diez días de iniciar el tratamiento comenzamos a notar cambios significativos, principalmente producidos por los nuevos fármacos que disminuían la concentración de hormonas sexuales, además, el dolor y la inflamación descendió de forma considerable. Carlos también empezó a perder peso ya que cumplió la rutina recomendada tanto a nivel nutricional como deportivo, prescindiendo casi por completo del alcohol. Cuatro semanas más tarde una nueva ecografía revelaba que la ginecomastia se había reducido a un centímetro detrás del pezón, es decir, el tamaño de una lenteja.Dos meses después de iniciar el tratamiento de choque los resultados eran más que satisfactorios. Pasamos entonces a una nueva fase en la que se le retiraron los fármacos que producían un descenso de las hormonas femeninas, se estableció una dieta mucho más balanceada y la administración de Finasteride se mantuvo a una dosis baja (compensándolo con el resto de suplementos y el Zinc). Afortunadamente, el tratamiento fue todo un éxito gracias a nuestra estrategia, la implicación y el esfuerzo de Carlos.La ginecomastia es una de las patologías que suelen presentarse en personas con desarreglos hormonales y que se produce por diferentes causas. En el caso del que os he hablado, el Finasteride fue un factor importante pero existen otros fármacos que pueden desencadenar este problema como efecto secundario. El abordaje integral, combinando el aspecto farmacológico con bases nutricionales y deporte, puede ayudarnos a solucionar los síntomas.¿Sufres de ginecomastia o de alguna patología hormonal?Contacta sin compromiso conmigo o cuéntanos tu historia en los comentarios.