¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
El Síndrome de Fatiga Crónica es un proceso multifactorial que genera una serie de expresiones sintomatológicas que van desde un estado pseudogripal extendido en el tiempo, cansancio, falta de concentración, hasta hipersensibilidad como la sensibilidad múltiple química, en la que cuando las personas se exponen a fragancias generan una histaminosis, o si se exponen a un alimento (como pollo, pescado, trigo, lácteos) generan inflamación intestinal.
Este síndrome se encuentra infradiagnosticado, ya que muchas personas sin ser diagnosticadas presentan síntomas como incapacidad para levantarse durante las mañanas, alteración de biorritmos, dolores crónicos o incapacidad para realizar actividad física.
Nos encontramos ante una epidemia de inflamación corporal extendida en el tiempo que afecta a alrededor de 30 millones de personas, dando lugar a una pérdida crónica de energía que, si bien no genera mortalidad, causa alteraciones en el organismo afectando el estado de ánimo y la calidad de vida.
En los últimos años se hablaba de la fatiga crónica como el “síndrome del yuppie”, refiriendo a un perfil socioeconómico actual de mucho estrés, sobre todo en personas de alrededor de 40 años, que acababan con fatiga y un estado pseudogripal alargado en el tiempo, que les hacía perder su capacidad cognitiva e intelectual, generando consecuencias como pérdida de la calidad de vida, de contacto social y laboral, divorcios, consecuencias emocionales e incluso suicidios.
Principales causas del síndrome de fatiga crónica
En muchas ocasiones se ha especulado con que era una afección psicosomática por lo que el abordaje se realizaba a través de psicofármacos como ansiolíticos o antidepresivos. Sin embargo, cada vez son más las técnicas que diagnostican e informan sobre las personas que lo padecen así como también de las particularidades fisiológicas que los caracterizan. Alguna de las causas de esta patología son:
Base emocional:
La elaboración de un juicio constante genera la liberación ininterrumpida de adrenalina, ocasionando contracciones musculares, insomnio, alteración de neurotransmisores y hormonas, alteración del sistema inmune y digestivo con impacto intestinal en la absorción de nutrientes.
Desequilibrios hormonales:
Se puede observar cómo comienza a fallar por ejemplo la liberación de hormona de crecimiento, cortisol, testosterona en hombres, estrógenos y progesterona en mujeres, hormonas tiroideas.
Desequilibrios intestinales:
Dispepsia funcional, síndrome de intestino irritable, alteraciones de la flora intestinal, entre otros, que generan un déficit en cuanto a la absorción de nutrientes, alteración de microbiota y permeabilidad intestinal, que hacen que el organismo se encuentre con una inflamación crónica de bajo grado, que altera la funcionalidad de neurotransmisores y conduce a la fatiga crónica.
Metales pesados:
Metales como el plomo, mercurio, arsénico, se acumulan en los tejidos endoteliales y en diversos órganos como el corazón, hígado, riñón y mucosa intestinal. Son disruptores hormonales y son observables a través de un mineralograma. Esto puede solucionarse con quelantes o herramientas dirigidas a la extracción de metales pesados.
Infecciones latentes:
Patógenos que aún se replican en nuestro organismo y generan una inflamación y alteración del sistema inmune, tales como el virus de Epstein Barr, citomegalovirus, herpes, cándida. Observables en perfiles linfocitarios, medición de anticuerpos, PCR específica.
Estrés oxidativo alargado en el tiempo:
Se puede observar en deportistas de 40-45 años que presentan síntomas como incapacidad de recuperarse luego de entrenamientos; también en aquellos pacientes que no incorporan micronutrientes ni fitonutrientes por el alto consumo de alimentos ultra procesados. Esto hace que el organismo sea incapaz de exponerse a sustancias reactivas del oxígeno, generando una alta reactividad a una alta cantidad de radicales libres en nuestro organismo, lo que produce hiperreactividad inmunológica ocasionando síndrome de fatiga crónica.
Abordaje integral multidisciplinar
Este tipo de abordaje requiere la asociación de diferentes profesionales como médico, neurólogo, reumatólogo, preparador físico, nutricionistas, porque una persona tiene componentes tanto físicos como emocionales.
Herramientas para abordar el síndrome de fatiga crónica
Os dejo por aquí este vídeo donde hablo sobre cómo abordar y vencer el síndrome de fatiga crónica.
Tratamiento Farmacológico:
Es la herramienta principal para tratar estos casos. Si una persona lleva tiempo tomando fármacos no puede retirarlos de forma repentina ya que puede generar efectos secundarios. Es el médico quien se encargará de retirar de forma paulatina, conforme el paciente mejore y evolucione favorablemente. Dentro de los fármacos podemos encontrar: antiinflamatorios, ansiolíticos, antidepresivos, gabapentina, entre otros. Todos estos hacen que la inflamación del organismo disminuya y que la actividad del sistema neuronal baje y este pueda relajarse. Debe intercalarse con las herramientas siguientes ya que sino generará mayor necesidad de utilización de estos. Lo ideal es utilizar mínimas dosis y en temporadas.
Reposición Hormonal:
Se instauró por ejemplo en casos de falta de hidrocortisona, DHEA, testosterona o estrógenos, hipotiroidismo subclínico. El médico endocrino valorará qué cantidad de hormonas bioidénticas administrará según la deficiencia que tenga el paciente (especialmente hidrocortisona, prednisona, corticoides, en momentos agudos que generan síntomas). Si se observa un déficit en la funcionalidad de la cápsula suprarrenal, mínimas cantidades de hidrocortisona pueden resolver la hipersensibilidad, permeabilidad intestinal.
Nutrición Adaptada:
La reducción de azúcares y harinas refinadas hace que disminuya el impacto en la funcionalidad del páncreas al no tener que liberar tanta insulina generando desinflamación. Hay que tener en cuenta el consumo de hortalizas, verduras, pseudocereales, legumbres, que aportan una alta cantidad de fitonutrientes, vitaminas y minerales que tienen un impacto beneficioso en la reducción de la inflamación del organismo. Se ha observado en muchas ocasiones, que retirar aquellos alimentos altos en gluten como el trigo, lácteos, soja, genera una elevación de las inmunoglobulinas observado en pruebas.
Suplementos:
Antioxidantes como el glutatión, la N- acetilcisteína, ácido α-lipoico, resveratrol, permitirán fácilmente la exposición a sustancias reactivas del oxígeno y radicales libres, compensando daños mitocondriales, alteraciones celulares, inmunológicas, asociados al síndrome de fatiga crónica. El ubiquinol (CoQ10), acetil L-carnitina y creatina, ayudan a la funcionalidad mitocondrial para que el organismo tenga mayor capacidad de liberación de ATP, es decir, de energía necesaria. Otro suplemento es la glutamina, ideal para patologías intestinales.
Deporte:
Permite mejorar paulatinamente la funcionalidad muscular, neuronal, hormonal, biorritmos, la concentración de neurotransmisores como dopamina o serotonina. En personas con síndrome de fatiga crónica prácticamente no existen concentraciones de testosterona y estrógenos, lo que genera dolor muscular con cierta carga emocional. Se puede comenzar andando por las mañanas para activar la circulación de miembros inferiores, hasta avanzar según el tiempo de cada paciente, a ejercicios de mayor duración y complejidad. Esa mínima cantidad de ejercicio permitirá gradualmente la conexión neuromuscular, hipertrofia, mejora de la calidad de vida.
Mejora del Estatus Emocional:
Como se ha mencionado anteriormente, una de las causas principales es el estrés emocional alargado en el tiempo, generando hiperactividad. Al pasar los años la cápsula suprarrenal ya no libera cortisol, el testículo no libera testosterona, el sistema inmune comienza a fallar y se generan infecciones y todo conduce al síndrome de fatiga crónica. La falta de madurez cognitiva en una persona para afrontar sus problemas genera una mayor secreción de adrenalina que hace que sea más difícil y amplia de abordar. Herramientas que permitan relajar tu sistema neuromuscular, indirectamente mejorará el resto de las áreas afectadas por la fatiga. Algunos ejemplos son:
- Terapia emocional
- PNL (Programación Neurolingüística)
- Coaching
- Mindfulness
- Taichi
Conclusiones
La medicina integral no debe simplemente abordar procesos agudos y enfermedades, debe ser una medicina que, con todas las herramientas mencionadas, pueda abordar la mayor cantidad de aspectos de la calidad de vida de cualquier ser humano. Es de importancia que se realice un diagnóstico oportuno y uso de las herramientas mencionadas en este tipo de afección.